La post boda de Valentina y Rocco fue uno de esos reportajes atípicos. Esta vez no tuvimos la compañía de mar y de las olas. Sino que fuimos a una vieja finca que escogieron como locación para su reportaje.
En ella, había una pequeña capilla abandonada llena de ruinas con sus alrededores llenos pasto. Disfrutamos esa tarde de una luz maravillosa, esa donde el sol se pone su mejor traje, el de rayos dorados y naranja, regalándonos ese toque cálido y romántico que como fotógrafos tanto apreciamos. Y como si no fuese suficiente, tuvimos un viento increíble, que de vez en cuando le ponía un sutil movimiento al reportaje, daba la impresión como si su intención fuese querer darle vida a aquel momento captado.
Para nosotros cada reportaje es único, nos enfocamos en sacarle el máximo provecho a todo lo que nos ofrecen los sitios escogidos por las parejas. Nos animamos a hacer cosas diferentes, jugar con la luz y con la sombra, atrevernos a dar ese toque artístico y creativo que nos caracteriza.
Gracias Valen y Rocco por habernos escogido y por permitirnos contar vuestra historia desde la óptica de nuestras cámaras.
Les deseamos la mayor felicidad del mundo.